miércoles, 14 de febrero de 2007

El desafío del nudo gordiano

Mi amigo David Pitashny me envió un artículo publicado hoy en el diario argentino El Cronista donde muestra lo preocupante de la economía argentina. El autor es un reconocido economista, Manuel Solanet. Que lo disfruten!

El desafío del nudo gordiano

El complejo entrecruzamiento de subsidios y distorsiones de precios es el costo de las numerosas intervenciones a las que apeló el Gobierno para controlar la inflación. Pero de ese problema no se sale con soluciones parciales.

Desde la devaluación, las diversas y numerosas intervenciones gubernamentales sobre el sistema de precios han llegado a crear hoy un complicado entrelazamiento de distorsiones. Hay inflación reprimida desde que se introdujeron derechos de exportación y se congelaron tarifas. Con estas medidas iniciales y con la ayuda de una situación económica recesiva, el traslado de la devaluación a los precios internos fue notablemente pequeño en comparación con lo sucedido en otros países o en anteriores devaluaciones en la propia Argentina. Pero hacia fines de 2004, debido a la reactivación y a una política monetaria y de gasto público fuertemente expansivas, emergieron presiones inflacionarias que generaron un serio toque de atención. Desde entonces, el gobierno optó por no atacar las causas de esa inflación sino sus efectos, eligiendo el camino del control de precios y el de las medidas directas de intervención. La última de estas brillantes iniciativas fue la de manipular groseramente la medición del índice de precios minoristas. De esta forma llegamos a febrero de 2007 en un marco de presiones, distorsiones de precios y subsidios cruzados, en tanto el gobierno intenta alcanzar las elecciones presidenciales de octubre próximo con una inflación de un dígito anual y supuestamente bajo control.

Las intervenciones distorsivas son numerosas y crecientes. Las tarifas de gas, electricidad, transporte, aguas y telefonía básica, están congeladas para los consumidores finales, o bien fuertemente retrasadas si se trata de uso intermedio. Por ejemplo, si se toma como costo marginal del gas el precio pagado a Bolivia o el cobrado a Chile, las tarifas domiciliarias deberían multiplicarse por 10 y las industriales por 2,5. Las tarifas eléctricas debieran multiplicarse por 4 y por 2 respectivamente, para compensar actuales costos e inducir inversiones. El precio del petróleo crudo local en boca de pozo está disminuido por una retención móvil que lo mantiene a 32 dólares por barril, bien por debajo del precio internacional que sería el necesario para que vengan las inversiones para hacer crecer la producción. Los precios de las naftas y el gas oil necesitan aumentar no menos de un 30%, y si el crudo se liberara, debieran duplicarse. En este caso el boleto de colectivo que hoy debiera aumentar un 100% para eliminar el subsidio, tendría que hacerlo en más de un 200%. Los ferrocarriles urbanos, que están fuertemente subsidiados, cobran tarifas que son diez veces menores que las tarifas de otros países. Naturalmente la calidad es distinta pero es porque al depender de subsidios exiguos y arbitrarios, las empresas no pueden hacer inversiones. Es un círculo vicioso originado en el retraso tarifario.

La exportación de soja está gravada con un 27,5%. Una parte de la recaudación de este impuesto se destina a subsidiar la molinería de trigo y de otros cereales, para así reducir su precio interno. La exportación de leche en polvo paga como derecho todo lo que exceda los 2.100 dólares la tonelada, que se recauda para un fondo que subsidia a los tamberos. La carne está sujeta a restricciones de exportación, tiene fuertes retenciones y además precios tope en el mercado de Liniers. La consecuencia es que aumentó la venta por canales informales y se reduce el stock ganadero. El Gobierno logró bajar el precio interno pero comprometiendo el abastecimiento futuro y afectando severamente la presencia argentina en los mercados externos

Los ejemplos son muchos más y se multiplican día a día. Cuando se impide el libre movimiento de las variables económicas, inevitablemente se altera el equilibrio y se afecta la productividad. Además se destruye el cálculo económico y se desalienta la inversión. Hay muchos motivos políticos o supuestamente sociales que pueden alegarse para que un gobierno actúe en ese sentido, sin embargo la experiencia es suficientemente aleccionadora sobre la ineficacia y el perjuicio de alterar los equilibrios cuando lo que se pretende es detener la inflación sin corregir su origen. Una intervención al poco tiempo produce efectos indeseados que exigen otra medida correctiva, la que a su vez luego requiere otra y así sucesivamente. Es como el inmenso enredo del nudo presentado por el rey Gordio de Frigia, como desafío para entregar su reino a quien lo desatara. Eso era imposible si se pretendía deshacer una a una cada vuelta del nudo, lo mismo que no se puede salir del laberinto del control de precios desandando cada una de las intervenciones ya aplicadas. Alejandro Magno resolvió el desafío desenvainando su espada y cortando el nudo gordiano de un solo tajo. La historia demuestra que de los controles de precios y de la madeja de sucesivas intervenciones, también se suele salir de un tajo y no lo aplica quien armó el nudo, sino el ministro al que le toca enfrentar finalmente una realidad imposible. Lo deseable en todo caso será que la corrección tenga efectos por una única vez y que la cuestión pueda luego reencauzarse con el menor perjuicio posible.


Fuente: El Cronista
Sección: Opinión
Fecha: 14/02/2007
Autor: Manuel A. Solanet

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